Según el diagnóstico de la situación el profesional te propondrá un tratamiento, es decir, un conjunto de actividades a realizar para lidiar con la situación por la cual estás atravesando. El tratamiento se lleva a cabo para alcanzar algún objetivo mutuamente acordado.
Como paciente, tenés derecho a que se te comunique, de manera clara y accesible, en qué consiste el tratamiento que te están proponiendo, y si hay otras opciones de tratamiento que apliquen en tu caso. Esta información es crucial para que puedas dar tu consentimiento al tratamiento. No se te puede forzar a empezar un tratamiento con el que no estás de acuerdo.
Un tratamiento puede involucrar diversos tipos de actividades como, por ejemplo:
Siempre tu terapeuta tiene que informarte qué actividades de tu parte va a implicar el tratamiento. Puede ser que más adelante proponga nuevas actividades, y si ese es el caso te lo tiene que informar para que des tu consentimiento.
A veces el tratamiento puede causar malestar o un empeoramiento temporal de los síntomas. Por ejemplo, la terapia de exposición, que es un tratamiento que se utiliza para fobias, involucra que el paciente experimente un aumento temporal del malestar. Otros tratamientos requieren que hables de temas que quizá te resulten difíciles o dolorosos. Tenés derecho a saber qué puede involucrar tu tratamiento.
Si lo que tu tratamiento implica no te convence, podés preguntar por otras formas de tratamiento.
En psicoterapia hay diferentes corrientes o escuelas que trabajan de diferentes maneras. Quizá conozcas algunas de ellas: psicoanálisis, terapia cognitivo conductual, terapia sistémica, etcétera. Cada una utiliza para el tratamiento diferentes procedimientos, que según la ley tienen siempre que estar basados en evidencia científica y principios éticos.
No todas las terapias tienen la misma evidencia para los distintos motivos de consulta. Sin embargo, con frecuencia un mismo motivo de consulta puede abordarse con diferentes tratamientos que tienen similar evidencia científica. Por ejemplo, para un diagnóstico de Trastorno Depresivo Mayor son igualmente eficaces la terapia cognitiva, terapia psicodinámica breve, activación conductual, entre otras.
Cuando eso sucede, la profesional sugiere en primer lugar la opción con mejor evidencia, pero siempre tenés derecho a preguntar si hay otras alternativas de tratamiento para tu situación, y qué involucrarían en cada caso.
En este link hay un listado de las terapias más frecuentemente utilizadas en Argentina: Psicoterapias en Argentina.
Tu terapeuta no puede usar cualquier tipo de tratamiento, dado que la ley de salud mental establece que tu tratamiento tiene que estar basado en la mejor evidencia científica disponible.
La evidencia con la que cuenta un tratamiento es lo que permite conjeturar qué probabilidades tiene de funcionar para tu motivo de consulta. Por ejemplo, hay investigaciones que señalan que si el motivo de consulta es una fobia simple, un tratamiento como Terapia de Exposición ayuda a entre el 80 y 90% de las personas (click aquí para ver el estudio).
Es importante que sepas que la experiencia personal del terapeuta no es evidencia científica. Es decir, que te digan que un tratamiento “me funcionó con mis pacientes” no es evidencia.
La evidencia de un tratamiento puede surgir de investigaciones científicas directamente relacionadas con tu motivo de consulta, o de investigaciones científicas que están indirectamente relacionadas con tu motivo de consulta. Esto quiere decir que si tu motivo de consulta no cuenta con un tratamiento específico que haya sido investigado, o si ese tratamiento no está disponible, tu terapeuta puede seleccionar un tratamiento que cuenta con evidencia para problemas similares.
Por supuesto, que un tratamiento tenga evidencia no te asegura que vaya a funcionar, sino que la evidencia señala la probabilidad de que funcione en tu caso. Un tratamiento sin evidencia puede funcionar por casualidad, pero tiene menos probabilidades que un tratamiento con buena evidencia.
Tenés derecho a recibir información sobre la evidencia científica que tiene el tratamiento que se te propone, de una manera clara y comprensible.
En algunos casos es posible estimar la duración que tendrá el tratamiento, pero esto es difícil ya que está afectado por varios factores: cuánto tiempo has estado lidiando con esa situación, cuántos diagnósticos simultáneos aplican, la gravedad de la situación, etcétera.
En algunos casos tu terapeuta te puede informar sobre la duración aproximada del tratamiento. Esto puede ser difícil de estimar, ya que pueden aparecer complicaciones inesperadas, pero para los motivos de consulta más comunes (ansiedad, depresión), suele ser posible estimar una duración al menos aproximada del tratamiento. Una buena parte de los tratamientos psicológicos duran entre dos meses y un año, aunque esto varía notablemente según cada caso.
En todo caso, tenés derecho a una respuesta por parte de la profesional, aun cuando la respuesta sea “no lo sé”.
Los objetivos de la terapia tienen que ser claros y estar relacionados con tu motivo de consulta. Por ejemplo, si la consulta es por depresión, un resultado esperado para el tratamiento podría ser que pierdas criterio para la depresión, es decir, que ya no estén presentes los síntomas.
Los objetivos terapéuticos no necesariamente tienen que referirse a “eliminar” los síntomas. A veces un resultado terapéutico puede consistir en lograr vivir de la mejor manera posible, aún con esos síntomas.
Dentro de lo posible, es preferible que los objetivos del tratamiento sean claros y específicos, en lugar de ambiguos y confusos. Cuanto más claros sean los objetivos, más fácil será darse cuenta de si el tratamiento está siendo de utilidad: es más fácil evaluar un objetivo de tratamiento específico como “tener actividades sociales con regularidad en mi vida”, que uno más ambiguo como “estar mejor”.
Hay algunas preguntas que podés formularle a tu profesional sobre el tratamiento que te propone. En la parte de Recursos de esta página podés acceder a una planilla que tiene estas y otras preguntas relativas a tu diagnóstico y tratamiento. La planilla se puede descargar e imprimir, o tenerla en tu celular para preguntarle a tu terapeuta.
Si las respuestas que te da tu terapeuta no te satisfacen, o si te cuesta entenderla, podés pedirle que te la explique en términos más claros. También podés acercarte a alguna persona en cuyo juicio confíes, como un amigo o familiar, contarle las respuestas que te dio tu terapeuta y pedirle su opinión.